Sin importados, en Argentina florece el "bagayeo".

Por las trabas al comercio, cada vez más personas intentan pasar productos por la aduana sin ser detectados. Aprovechan los viajes al exterior para comprar artículos que luego venden en reuniones o por internet.





Bajan de los aviones con televisores LED de 40 pulgadas. Organizan ferias de ropa importada en sus casas y hasta viajan a Uruguay para retirar bicicletas y, de paso, poder comprar algunos dólares en los casinos esteños. Son los bagayeros del siglo XXI que, atrapados por las restricciones impuestas al dólar y a las importaciones, rozan los límites de la legalidad para poder seguir comprando en el exterior y haciendo negocios en el país.
Los países limítrofes se convirtieron para ellos en una fuente de oportunidades. Los vendedores de bicicletas, uno de los segmentos más afectados por las trabas en la Argentina, encontraron en Uruguay un escape ante las restricciones. Los distribuidores de la marca Dahon (que se especializa en modelos plegables) afirman estar próximos a abrir un local en la Ciudad de Buenos Aires. Pero por el momento, los productos que ofrecen a través del sitio web local son entregados en sus locales de Montevideo y Colonia. Los clientes deben volver con sus bicicletas en Buquebus e ingresarlas en Buenos Aires como si hubieran salido con ellas del país. La operación  implica un costo extra importante, que algunos prefieren pagar a cambio de obtener la garantía oficial.
Como el importador de bicicletas, muchas son las pymes que sintieron el impacto de las restricciones impuestas por la Secretaría de Comercio Interior de Guillermo Moreno. Tan golpeadas quedaron, que algunas decidieron centrar sus operaciones en países limítrofes como Paraguay, Uruguay o Brasil e importar allí sus productos para luego buscar alternativas para ingresarlos al país. “Nuestros clientes están acá y nos piden productos que hoy no podemos entregarles”, dice uno de los empresarios que trabaja artículos chinos y que está ultimando los detalles para abrir una oficina en Asunción.
Las quejas por el cierre de las importaciones se escuchan desde muchos sectores. Pero algunos microemprendedores convirtieron las trabas en oportunidades. Si bien desde hace muchos años en los aeropuertos se ven ingresar viajantes cargados de productos por el beneficio económico que implica comprar algunas categorías en el exterior, las restricciones e internet abrieron las puertas a nuevos negocios.
Muchos publican sus “cargamentos” en la web a precios mucho más baratos que en la Argentina (en los casos en los que el artículo se consigue en el país), con descuentos que llegan hasta un 50 por ciento. Y así obtienen una ganancia que les permite, en muchos casos, hasta pagar algunos de los costos del viaje.
Pero lo que realmente se está poniendo de moda son las reuniones privadas de compras. Al mejor estilo tupper, los nuevos bagayeros reúnen a amigos y familiares en sus casas donde exponen los productos traídos desde el exterior y les piden, además, que atraigan a nuevos clientes. Con el boca en boca, comienzan a crecer, siempre a través de referencias, y algunos hasta llegaron a recibir a más de cien personas en una sola reunión en distintos horarios.
La única diferencia con las reuniones de tupper es que la convocatoria, generalmente a través de Facebook, es mucho más sencilla que cuando los recipientes plásticos estaban de moda.
Los vendedores suelen estar especializados en determinados tipos de productos (calzado, indumentaria para mujeres, ropa de bebé, etc) y muchas veces los encuentros se organizan en conjunto para potenciar los niveles de venta. “Es una forma de acceder a cada vez más gente sin perder las referencias”, dice Romina, que trae ropa para chicos desde Miami.

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